Jugando en las afueras

Jaja, eres muy divertidas sabes-dije riéndome con ella y sacando la lengua cuando ella la había sacado
Mmm creo que nos llevaremos muy bien para siempre-dije, poniendo una mano mía en su mano de ella y viéndola a los ojos

Escuché el impacto de Armus contra el suelo. Me di la vuelta para ver si estaba bien, y los vi a ambos algo más allá. Decidí no molestar, además estaba ocupada...

Seguí recogiendo flores del prado. Cuando tuve unas treinta margaritas, pequeñas y brillantes, cogí un tallo de una flor larguísimo. Fui enredándolas todas juntas y me colgué mi colgante improvisado al cuello. Me encantaba hacer eso, collares con cualquier cosa. Además era una buena forma de tener collar y perfume en una. Aquellas flores olían muy bien, me recordaron a mi creador... Había escuchado a Selene y Armus hablar de eso, y me había entrado una especie de nostalgia. ¿Dónde estaría él ahora? Lo echaba de menos...

Me senté de nuevo en el césped y suspiré. ¿Lo volvería a ver?

En menos de un segundo estaba junto a Selene. Le puse un collar de margaritas por el cuello.

-Eh, favorece a tu piel -le dije satisfecha. Olfateé un poco-. ¡Y te quita el olor a sangre humana! -bromeé.

Miré a un collar que tenía en la mano y luego a Armus. Reí. Dudé. Volví a reír.

-Ten, no hace falta que te lo pongas -le di a Armus un collar igual al de Selene y volví a mi anterior posición, lejos de ellos.

Busqué otro tipo de flor diferente, pero parecía que solo habían margaritas en aquél prado. Buscando y buscando, encontré un girasol enorme. No pude contener una carcajada. Lo cogí, aunque dejando las raíces. Me prometí volver a aquél lugar mínimo una vez por semana para hacer que lloviese y crecieran más girasoles como aquél.

Me volví a tumbar en la hierba. Me puse el girasol en el pelo, dejando que los rayos de sol volvieran a dar en mi piel y convirtiéndome en una especie de diamante andante.

Rodé tumbada en la hierba y me quedé boca abajo con la cabeza apoyada en las manos y apoyándome en el suelo con los codos. Observé a los dos vampiros. A pesar de que nos separaban algo más de veinte metros, hablé como si estuvieran a dos pasos pues sabía que me podían escuchar perfectamente.

-Cuando quieras te enseño Sel, me encantan estas flores porque huelen como ningunas -inspiré profundamente de mi collar de margaritas.

Al dármelo en la mano el collar espere unos segundos, antes que Selene empiece a decir que me lo ponga haciendo burla de mi, ya lo tenia puesto
Gracias Rinoa, tienes habilidad para esto-le agradecí por el collar
A por cierto Selene mmm creo que me queda mejor el collar a mi-me burle para vengarme de su burla y me puse a ver como Rinoa se alejaba a unos metros de nosotros

Seguí sonriendo viéndolos a ambos. Reí al escuchar las palabras de Armus.

-Sel, te salió competencia -dije sin parar de reír-. Lo cierto es que a ambos os quedan bien los collares, demasiado lindos -los halagué.

Escuché un zumbido extraño. Luego me di cuenta de que provenía de mi bolso. Hurgué en él y pronto encontré mi móvil. Lo abrí, con la foto de Selene y mía en París de fondo. Era la alarma.

-Lo malo de las alarmas es que luego no me acuerdo de por qué las puse...¿de qué me tenía que acordar? -murmuré quitándome el girasol del pelo y levantándome del suelo.

Que es eso?-murmure debajo de la risa
Poniéndome una mano en la pera
Creo que me tengo que actualizar-susurre-y apágalo de una vez la alarma, ese parlantito esta jodido
Eso lo sabia porque yo me dedicaba a la música, y empecé a cantar una nana vieja que me habían enseñado los dueños del zoológico donde yo me escondía, esa nana la usaban para dormir a los tigres y pumas, pero seguro que los animales se dormían por el ruido horrible que generaban los cuidadores del zoológico

-Tienes razón...

Conecté la cámara del móvil. Enfoqué hacia donde estaban Selene y Armus, mucho más lejos que yo. Le di al zoom pero ni así, se veían muy pequeños. De todos modos hice la foto y la guardé.

-En cuanto tenga tiempo la llevaré a una tienda que conozco para que la pongan en papel con el...¿cómo se llama? ¿Ordenador?

Pensé en la cara que estarían poniendo Armus y Selene al escucharme, pero yo no conocía absolutamente nada acerca de la tecnología salvo los móviles.

-¿Un viaje? ¿A dónde? -le pregunté con curiosidad a Selene desde la otra punta del prado.

Comencé a deshojar las margaritas que tenían mi collar, aunque sin hacer la tontería del "me quiere, no me quiere, me quiere...". Me parecía una tontería, pero me gustaba deshojarlas. Me relajaba, además de que luego los dedos me olían muy bien.

Mmm te falto una Selene-dije chistosamente
Mmm Egipto como será? Yo no sabia porque nunca fui pero según lo que contaban mis amigas era lindo lugar, a mi se me hacia un arenero, agarrando una flor copiando a Selene y a Rinoa empecé “me quiere” “no me quiere” hasta que la ultima Salio “no me quiere”

Caminaba sin rumbo fijo en aquel extraño y hermoso lugar...
Estaba tan aburrida y hambrienta....cuando iba a sentir el olor de algun oso o ciervo....a veces pienso que he perdido el toque...
Empeze a tararear una cancion que habia escuchado hace mucho tiempo...

Eeh arenero?-me quede pensando, si yo solo lo pensé al menos que lo haya pensado en voz alta, abrazando a Selene
Vos no te vas a ir, antes me tengo que ambientarme a este lugar-dije haciendo recordar la promesa que tiene conmigo, de repente me levanto y miro hacia la derecha, donde a lo lejos empecé a sentir una presencia, una vampiro
Hay cerca un vampiro-hice informar a Selene y a Rinoa

mmmm....hay vampiros cerca....¿que estaran haciendo?...les voy a conversar?...tengo tanta hambre?

Ese olor..Selene?

Alcé la voz:-Selene?

-Si!tanto tiempo!como has estado?..
Avancé hacia ella para darle un abrazo..
Miré por encima de su hombro mirando a aquellos vampiros que estaban con ella..

-me ves bien...acaso no se me nota que estoy hambrienta....jajajja-rei por lo bajo...
-Hola! un gusto soy Zafrina de las Amazonas.