Paseando enojada

Estaba molesta por todo el tema de Zafrina. Comencé a caminar por la frontera para tranquilizarme pero al ver que no había ningún perro maloliente me dirijí hacia las afueras de Forks. Caminaba con furia, pateando las piedras que se cruzaban en mi camino y feliz de que no apareciera ningún humano estúpido en el medio. Junto con mi ira, seguro no terminaría bien. Me frené en seco ¿y eso que importaba? Era mejor que se cruzara alguno para al menos poder desquitarme. Seguí caminando enojada conmigo misma esta vez por ese ataque de benevolencia que me había invadido ultimamente.

sneti a Lilith muy fuerte, apareci saliendo del suelo y parandome frente a ella- que pasa querida Lilith?-pregunte preocupada

Suspiré y me frené al ver a Elisa.
-Elisa muévete o me pelearé contigo y no quiero hacerlo- le dije intentando controlar el tono de mi voz y pasé por su lado para continuar con mi camino.

deje que pasara por mi lado, entristeci.. primero Victoria ahora.. hice una mueca de dolor - esta bien...-dije suavmente desapareci entre las sombras en el suelo

Sentí la tristeza de Elisa.
-Perdón Elisa, luego iré a buscarte con mucho chocolate para que me disculpes- dije e intenté sonreir.
Observé como llegaba Pierre.
-Tarde Pierre, Elisa ya se fue- le dije y me crucé de brazos mirándolo. Me di vuelta y volteé para seguir con mi camino, sin duda Pierre sería un excelente compañero de caza y me ayudaría a desquitarme, pero me odiaría al saber los motivos. Continué con mi caminata pateando las piedras molesta.

Gruñí y de un golpe saqué sus brazos de mi cara.
-¡A decir verdad, no, no te escuché! ¡Estoy demasiado metida en mis propios problemas como para fijarme en lo que me rodea! ¡Y no soy tu ayudante que anda sosteniendo a tus presas hasta que tú llegas, Pierre!- le contesté prácticamente con la misma rabia.

Gruñí tan o más fuerte que él mientras me volteaba.
-¿Un trato? Mirvel, desapareciste de mi vida luego de aquel enfrentamiento con Elisa, no iba a quedarme sentada en una roca esperando que volvieras para darme esas lecciones, o para seguir divirtiéndonos por ahí- le respondí -Y como nunca tuve las lecciones antes, me temo que aún no sé rastrear- agregué y me crucé de brazos.