Recién llegada

El olor empezó a hacerse más intenso. Divisé Forks a lo lejos y decidí tomar un descanso en mi viaje. Me senté cerca de un árbol y contemplé el bosque. ¿Sería verdad todo lo que me habían dicho sobre Forks? Sabía que era un pueblo donde la cantidad de vampiros era bastante alta, pero no creía que fuera para tanto... Total, había estado en Volterra otras veces. Pero aquél olor que había en aquella zona era increíble. Sin duda habían muchos vampiros en Forks...

La voz de un hombre me sorprendió. No esperaba encontrarme con nadie tan pronto.

-Hermoso diría yo-contesté sonriendo. Por su olor lo identifiqué rápidamente como un vampiro-. Soy Rinoa Wells.

- El gusto es mío -le dije mientras sonreía, parecía muy educado aparte de que su apellido me sonaba. Swan, Swan... ¿dónde lo había escuchado?-. Acabo de llegar al lugar y realmente estoy algo perdida -confesé.

- ¿Llevas mucho tiempo en el pueblo? -pregunté algo inquieta, me miraba de una forma muy intensa.

- ¿Quieres decir...que en tu vida humana tenías 45 pero ahora te convertiste con 18? -me sorprendió escuchar algo así, nunca había visto nada parecido-. Así que neofito, ¿eh? -sonreí.

Un escalofrío me recorrió la piel.

- ¿Tú...tú crees? -dije. Recordaba pocas cosas de mi vida humana, así que decidí creerle.

De repente comenzó a llover fuertemente. Levanté instintivamente la cabeza hacia el cielo.

- ¡Oh, lo siento! Siempre me pasa cuando me...distraigo... -me levanté y extendí un brazo hacia el cielo. La lluvia cesó y volvió a salir el Sol.

- Extraño o no, es un poder que a veces me complica la vida... -me quejé pegándole una patada a una piedra. Sonreí al escucharlo-. ¿Así que puedes controlar las mentes de las personas? Bueno, sé que no eligirías nada de lo que pudiera arrepentirme.

Aparté mi mirada de donde él estaba. Noté algo extraño dentro de mí y supuse que estaba actuando en mi mente. Había conocido otros vampiros que habían entrado en mi mente años atrás y estaba algo preparada para aquello. De todos seguía recorriendo mi mente. Y su voz...

- No creo que seas bueno pero tampoco que seas malo... -confesé sin despegar mi mirada del cielo, controlándome.

Me noté aún más extraña. No sabía cuanto podría aguantar, además de que estaba demasiado cerca de mí. Un relámpago retumbó por el cielo, y comenzó a llover. Todo se volvió más oscuro y subí a una rama de un árbol para no mojarme demasiado. Intentaba parar la lluvia pero no lo conseguía.

-¿Y eso de no ser...de no ser vegetariano por qué? -le grité desde la rama.

- Pero si te alimentas de la sangre de la gente, también es...dañar a la naturaleza... -me llevé una mano a la frente mientras me sentaba en la rama. Me notaba más tranquila al estar alejada de él. Pero la lluvia continuaba sin cesar...

Me sorprendió su voz de nuevo tras de mí. Me di la vuelta con cuidado.

-¿Se divierte, señor Swan? No sabía que torturar estuviera entre sus actividades cotidianas -dije bromeando.

- ¿Y no cree que a su esposa no le haría mucha gracia? -le dije.

De un momento para otro noté como acariciaba lentamente mi cuello. Cerré los ojos para evitar perder el control.