Bestia .VS. vampira

Recuerdo del primer mensaje :

Junto al bosque, vi una larga carretera que llevaba a Forks que me traía...recuerdos. Allí era donde había conocido a Jerik y a Noah.

Salté desde un árbol hasta la carretera y comencé a andar poco a poco por ella, sin prisa, mientras tarareaba una canción de hacía muchos años.

Empezaba a sentirme mal... Habían muchas personas sufriendo por mi culpa, y no era justo. Sabía que me tomaban por loca, pues no era normal que desapareciera durante unos días y luego apareciera así, como si fuera lo más normal del mundo. Rinoa ya estaba acostumbrada, pero los demás no. Suspiré y bajé la cabeza.

De repente apareció un coche. Lo había escuchado desde hacía unos minutos, pero no me aparté. El coche pitó pero lo único que hice fue pegar un salto cuando él pasó. Me subí encima del techo del automovil. El conductor detuvo el coche y salió, espantado. Me miró con los ojos desorbitados y empezó a gritarme.

-¡¿Pero qué haces, niña?! ¡Bájate de ahí! -me gritó.

Incliné la cabeza hacia un lado y lo miré. Luego de otro salto bajé de encima del coche, sin dejar de mirar al humano.

-Ahora márchate -le aconsejé. Estaba fuera de mí, me sentía más como una bestia que como una vampira y era probable que si se quedaba demasiado tiempo allí lo matara.

El hombre soltó varias palabras mal sonantes y luego se metió de nuevo en su coche para salir disparado. Vi como se alejaba mientras mis párpados se iban cerrando lentamente. Suspiré y seguí caminando con los ojos cerrados por la carretera.

Anduve junto a Noah, escuchando su punto de vista sobre todo aquello que estaba ocurriendo.

-De todas formas imagina que lo transformas y te equivocabas, que Marla quería una vida normal para Franco... No sé, quizá tengas razón con que en el fondo quiere transformarlo pero...

No pude acabar la frase. Me entró un mareo, el mismo que me entraba cuando acababa de tener una visión demasiado impactante...pero ahora no había visto nada. Me tambaleé un poco aunque conseguí serenarme. Cerré los ojos con fuerza.

Cuando llegué vi que Thais se tambaleaba ligeramente.

-¿Thais...? -pregunté acercándome a ella y a Noah.

Llegué justo a tiempo antes de que Thais cayera al suelo. La sujeté con rapidez.

-¿¡Thais!? -exclamé sin entender.

El mareo se hizo más intenso, y pronto no pude sostenerme en pie. Los brazos de Rinoa aparecieron practicamente de la nada. Abrí los ojos para verla y, de repente, todo cambió...

Rinoa estaba sentada en una roca mirando el mar, pero alguien la acompañaba. Una híbrida, sin duda alguna, y que la llamaba "mamá"...

Abrí los ojos de golpe. El mareo se había devanecido y no me escocían los ojos como solían acerlo. Sin esperarlo, llevé mi mano a mi bolsillo y saqué mi espejo. Observé mis ojos con atención: eran azules.

Mostré una enorme sonrisa y comencé a reír.

Lo que presencie me puso los pelos de punta... Por primera vez, los ojos de Thais se habían convertido en azules durante una visión. ¿Azules? ¡Azules! ¿Qué significaba eso?

-¿Thais? -pregunté al verla reír.

De inmediato la agarré y le di un abrazo. Luego, con el otro brazo, también agarré a Noah y abracé a ambos.

-¡Pasó! ¡Pasó! -salté de felicidad, sin dejar de abrazarlos-. ¡Tuve una visión positiva!

No podía dejar de sonreír. Aquello era maravilloso.

No podía parar de sonreír, aquello era más fuerte que yo. Era lo que llevaba esperando desde hacía décadas...y por fin se había cumplido, y me hacía feliz que hubiera sido con Rinoa.

Miré a Noah sin dejar de transmitir mi felicidad, y luego a Rinoa.

-Vi a Rinoa cerca del mar, con una híbrida... Con su futura hija adoptiva -dije la frase con rapidez aunque con voz clara.

Abrí mucho los ojos sin parar de ver a Thais. ¿Hija? ¿Cómo era eso posible? Y era híbrida... ¿Una de las híbridas del aquelarre que vivía por Asia, quizá?
Cuando tomé conciencia de la situación, volví a mirar a Thais.

-¿Estás...segura? Quiero decir esto nunca te había pasado... -al ver a Thais decidida, suspiré de felicidad.

Ser madre era todo lo que siempre había soñado...¿pero cuándo iba a pasar aquello?

Estaba tan ilusionada que no podía parar de caminar de aquí para allá, tanto por la nueva sensación de dar a conocer algo lindo del futuro como por lo que había visto... ¡Rinoa, madre! Aquello era precioso, y lejos de mi típica barrera de hielo que me separaba de mis propios sentimientos, dije:

-Rinoa, te veías hermosa de madre... ¿Crees que es una de las híbridas que conoces? -pregunté sin dejar de sonreír. Me puse al lado de Noah para dejarle a Rinoa espacio, necesitaba asimilar aquello incluso más que yo misma.

Sonreí tímidamente ante el comentario de Thais, y me senté en la hierba inconscientemente. Deseaba preguntarle más a Thais, saber cómo era ella, su color de pelo, de ojos, su sonrisa... Ardía en deseos de saber si ya la conocía. ¡Una hija! Todavía no me lo creía. Y, aunque fuera adoptiva, sabía que sería lo mejor de toda mi eternidad...
A pesar de todo aquello, no le pregunté nada a Thais. Ella estaba en mi misma situación, aquella visión era mucho más que eso, una simple visión, para ella. Y yo lo sabia. Aquello significaba para Thais un paso más en su don.
Miré a Noah sin dejar de sonreír.

Escuchaba incredulo las palabras de Thais. Pero a la vez sonreía al verla tan feliz y saber su don avanzaba hacia algo más, sabía lo que significaba para ella. Sin dejar de sonreir, las volví a abrazar a ambas. Sencillamente lo que estaba pasando era genial.

Continuaba sentada en uno de los arboles esperando alguna señal de Noah y los demás, alcé la mirada al notar que su aroma se hacía cada vez mas cercano, sonreí. Seguramente venían acercandose.

Caminé junto a ambos sin dejar de sonreír. Llegamos junto a Marla y enseguida que la vi me lancé sobre ella con felicidad.

Luego de un rato divisé a todos a lo lejos, noté que venían sonriendo. Me preguntaba porque sería, pero no alcancé a formular la pregunta cuando Rinoa ya estaba encima mío. Estaba feliz, y sin saber porque, me alegraba por ella -¿A que se debe tanta felicidad?- Pregunté mirando a Rinoa, y luego viendo a Thais y Noah, ambos tambien sonrientes.