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2009-2012 ----- ¡Estamos de vuelta! Así mismo, les recordamos que pronto habrá una limpieza de personajes inactivos, registros fantasma y fichas sin completar.
Ania Fitzroy
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Página 1 de 1.
Ania Fitzroy
Nombre:Ania Fitzroy
Descripción: en una vampireza, mide 1.70, tiene el cabello negro, lacio a media espalda, es muy bella,tiene una voz muy sexy, tiene la mirada profunda sus ojos son rojos porque se alimenta de humanos..para no alargar esto porque no soy buena para describir...se parece a Megan Fox de hecho es ella practicamente haha es el fisico con el que me la imagino.
Personalidad: puede llegar a ser realmente buena, pero si se propone ser mala realmente es de dar miedo, es seria y muy propia al hablar, cuando se encariña con alguien lo protege a toda costa.
Físico: es de complexión delgada.
Edad:150 años y aparenta 20 años.
Habilidades: tiene el don de cegar a la gente por instantes y la ceguera se quita cuando la gente se relaja, es excelente rastreadora.
Historia de Ania Fitzroy
-Lo recuerdo como si fuera ayer…- Corría el año de 1878, tenía tres meses de haber cumplido veinte años, vivía en Irlanda, en un valle llamado Glendalough ubicado en el condado de Wicklow.
Soy huérfana…mis padres murieron cuando cumplí dieciséis años a causa de una extraña enfermedad que ningún doctor podía curar. Antes de morir mi madre me dijo que ahora era una mujer y no tenía familia alguna a la cual recurrir para pedir ayuda, así que debía hacerme cargo de mi misma, cuidarme sola. Mi padre me dijo que me amaba y que sabía que yo sola saldría adelante y me dejó una pequeña cantidad para subsistir en lo que buscaba un trabajo. Al darme cuenta de que se habían ido… y para siempre lloré unos meses…sin embargo necesitaba salir adelante por mis padres y por mí.
Encontré un trabajo, mis padres eran amigos de un buen hombre llamado Daniel Row, apreciaba mucho a mis padres y estuvo presente en sus funerales mostrando su respeto hacia ellos, el señor Row era un hombre rico y bondadoso y tenía una hija de 12 años llamada Elisa que desafortunadamente estaba delicada de salud, y me ofreció trabajar, cuidando de la pequeña Elisa, ser su enfermera las 24 horas del día, acepté y me daba buen dinero el cual ahorraba.
Dormía en la casa de los Row, en una habitación continua a la de Elisa por cualquier cosa que llegase a suceder. Un día estaba haciéndole compañía a Elisa y ella me dijo que tenía muchas hambre, así que baje deprisa para dar instrucciones a la cocinera de prepararle algo de comer, cuando bajé las escaleras, vi un hombre alto, de cabello rizado y castaño, facciones como de ángel, su piel era blanca como el mármol, sus labios eran delgados, tenía una nariz recta y ligeramente respingada se veía muy elegante con su traje gris, su capa de viaje negra y sombrero del mismo color,tenía puestos unos lentes obscuros, así que no pude ver el color de sus ojos, era hermoso…lo miré hipnotizada y el fijó su mirada en mi.
-Buenas tardes, señorita-dijo cortésmente quitándose el sombrero, su voz era grave y hermosa.
-B-buenas tardes-respondí tartamudeando.
-Permítame presentarme-dijo mientras se acercaba a mi-soy Henry Fitzroy.
-Es un placer Sr. Fitzroy- dije y le extendí la mano, la cual besó sus labios estaban fríos, pero no dije nada al respecto.
-Puedo saber su nombre señorita?-dijo persuasivamente y por algún motivo no dudé en decírselo.
-Soy Ania Connely- respondí con una sonrisa en el rostro.
-El placer de conocerla es mío-dijo con una sonrisa angelical-tiene un nombre precioso, como usted.
-Gracias Sr. Fitzroy, en verdad me halaga-dije ruborizándome.
El Sr. Row salió de su estudio y al verme se preocupó.
-Ania, Elisa se encuentra bien?-preguntó algo alarmado.
-Se encuentra bien señor, solo bajé para pedirle a la cocinera que le prepare algo de comer porque me dijo que tenía hambre, pero me topé con el Sr. Fitzroy-dije algo apenada.
-Oh! Lo siento ya se presentaron, verdad?-dijo más tranquilo.
-Así es Daniel-le dijo Henry.
-Henry está aquí por unos asuntos de negocios que tenemos, viene desde Inglaterra y se va a quedar el tiempo que necesite-me explicó el Sr. Row y luego se dirigió a Henry -Ania es la enfermera de mi hija Elisa, y vive aquí para cuidarla todos los días-le explicó a Henry.
-Será agradable convivir con usted Sr. Fitzroy, ahora si me disculpan tengo que ir a la cocina, con permiso-dije cortésmente y me dirigí hacia la cocina.
Me aseguré de que Elisa comiera todo y se le veía mejor semblante, le leí un poco y se quedó dormida, me dirigí de nuevo hacia la cocina para dejar la charola de la comida, al salir de ella y subir las escaleras, me topé de nuevo con el Sr. Fitzroy, que seguía con los lentes puestos aún de noche, pero no dije nada.
-Puedo ayudarle en algo?- le pregunté por cortesía.
-Creo que no puedo conciliar el sueño y eso es algo un lo que usted no podría ayudarme, verdad?-dijo con una gran sonrisa.
-Me temo que tiene razón, no puedo ayudarle.
-Puedo conversar con usted?
-Claro, después de todo, a esta hora todavía estoy despierta.
-Usted nació aquí?
-Si, que le parece el lugar?
-Es realmente hermoso, es como estar caminando dentro de una obra de arte.
-Dónde están sus padres?-preguntó lleno de curiosidad.
Desvié la mirada hacia el suelo y le respondí- mis padres fallecieron cuando tenía dieciséis años, no tenía familia con quien ir y el Sr. Row fue muy considerado conmigo ya que me permitió vivir aquí y me dio un trabajo.
-Discúlpeme si la incomode-dijo avergonzado-no era mi intención.
-No se preocupe, estoy bien-le aseguré con una sonrisa.-Si me disculpa, me retiro a mi habitación, creo que el sueño me vence, ojala que usted pueda dormir pronto-diciendo esto subí las escaleras y me encerré en mi habitación.
Vaya hombre! Por qué le importaría mi historia?… me quité el vestido rojo que tenía puesto y me puse la ropa de dormir, esa noche soñé con el hombre que acababa de conocer…Henry Fitzroy en verdad me agradaba y cuando lo vi sentí ganas de abrazarlo, debía estar perdiendo la razón.
Tenía sábados y domingos libres, el Sr. Row cuidaba de Elisa los fines de semana y me permitía salir, así que daba largos paseos por el campo o iba al centro del pueblo a comprar vestidos, o ver las novedades, me encantaba leer y conocer cosas nuevas, si ahorraba dinero suficiente, mi plan sería viajar por el mundo y conocer todo.
Era domingo, quería ir al centro del pueblo, así que me arreglé poniéndome un vestido azul rey que el Sr. Row me dio por mi cumpleaños número 20 tres meses atrás, no lo había usado y quería ponérmelo por primera vez, me encantaba ese vestido era muy apropiado para caminar y se veía elegante, me quedaba a la medida, era de cuello alto y mangas largas, la parte ajustada terminaba en mi cadera en punta y de ahí se ampliaba el vestido hasta el suelo, me hice un moño y para terminar el atuendo me coloqué un sombrero de media copa, del mismo tono del vestido, me contemplé en el espejo por última vez y bajé las escaleras, y me dirigí al estudio del Sr. Row.
-Puedo pasar?-pregunté antes de abrir la puerta.
-Adelante Ania-contestó el Sr. Row y cuando abrí la puerta ahí estaba el apuesto Henry Fitzroy, a quien tuve la satisfacción de ver abrir mucho los ojos al verme tan arreglada.
-Sr. Row, voy a ir al centro, regreso antes de que anochezca.
-Muy bien Ania, con cuidado y espero que te diviertas-dijo sonriéndome.
-Gracias y hasta luego.-después de decir esto cerré la puerta y después salí de la casa.
El trayecto de la casa de los Row hacia el centro era largo, pero me gustaba caminar y ver los paisajes, sentir el aire en mi cara era delicioso, después de media hora de caminata por fin llegué al centro, que como todos los domingos estaba lleno de gente, fui a la librería y no encontré nada nuevo, que decepción y luego vi un lugar nuevo, me acerqué a el y le pregunté a un joven que estaba en la entrada que era ese lugar.
-Es un cine madame, es un concepto nuevo traído de Inglaterra, si quiere conocerlo son 3 monedas de oro- explicó sonriendo.
Quedé maravillada ante la idea, algo nuevo!, quería conocerlo, así que le di las 3 monedas de oro y entré al lugar.
Había gente adentro sentada y al fondo de una enorme pared había una tela blanca en la cual estaban proyectándose imágenes en movimiento, era increíble, me senté en un lugar vació y vi la proyección, cuando terminó la gente se levantó y se fue, pero yo quería saber más, así que en una sala contigua había más explicaciones sobre “el cine”, las leí maravillada, supe como funcionaba, lo que era el proyector y que era una película, estaba totalmente concentrada en las explicaciones cuando se me acercó el joven de la entrada.
-Madame, lo lamento pero ya vamos a cerrar.
-Oh! Lo siento-dije avergonzada y salí del cine, ya estaba muy oscuro y no tenía idea de la hora, pero seguro que ya era muy tarde puesto que la plaza estaba desierta, solo estaban abiertas las tabernas, así que me dispuse a regresar a casa.
Caminaba tranquilamente, viendo los campos en la oscuridad y el brillo de la luna, cuando de pronto escuché pisadas detrás de mi, así que giré un poco y distinguí a dos hombres, a juzgar por su ropa, eran campesinos y por su manera de caminar estaban ebrios.
-Eh preciosa! Quieres tomar un trago?-gritó uno de ellos altaneramente, no respondí y seguí caminando.
-Creo que es sorda Ted- dijo el otro riéndose.
-Si tu muñeca, la que vas caminando, te hablo a ti!-insistió el tal Ted.
Los ignoré de nuevo y aceleré el paso, no tenía intención de hablar con ellos y comenzaba a asustarme, aquellos hombres también aceleraron el paso, así que comencé a correr, y paré cuando dejé de escuchar pisadas, recuperé el aliento, había corrido muy rápido y estaba cansada, de repente me tomaron con los brazos bruscamente, forcejeé un poco para zafarme, pero uno de los hombres me pegó un pañuelo a la nariz, olía muy fuerte era éter, comencé a sentirme débil, mareada y todo se volvió oscuridad, lo último que escuché fue la voz del tal Ted.
-Creo que ya no podrás negarte preciosa- y sus carcajadas se distorsionaron.
Abrí los ojos con mucho trabajo, moví la cabeza hacia la derecha, todo me daba vueltas…solo podía oler la hierba mojada, intenté enderezarme un poco pero todo mi cuerpo dolía, mi vestido estaba desgarrado, tenía un dolor punzante en la cabeza, alcé la mano lentamente para tocarme la cabeza…estaba sangrando, comencé a derramar silenciosas lágrimas, cuando escuché pisadas dirigiéndose hacia mi, era Henry Fitzroy.
-S-Señor Fitzroy-logré articular.
-Llámame Henry y ahora no te esfuerces en hablar querida, ahora mismo te saco de aquí.
Asentí ligeramente con la cabeza y me tomó en brazos con mucho cuidado, en unos segundos estuvimos en un lugar que reconocía a la perfección a pesar de estar abandonado, mi hogar de la infancia, me llevó a la que justamente era la habitación de mis padres y me recostó en la polvorienta cama, aún estaba oscuro el cielo y Henry busco velas y encendió unas cuantas para que se calentara la habitación, regresó a mi lado y por primera vez vi el color de sus ojos que en ese momento estaban angustiados…eran rojos como rubís, me quedé impactada.
-Ania, lamento decir esto pero, te encuentras muy mal, tienes una pierna y un brazo roto y tienes una contusión en la cabeza, al parecer los bastardos que hicieron esto te empujaron muy fuerte y caíste estrepitosamente…pero no te preocupes que ya me he encargado de ellos-agregó con voz dura, realmente estaba enojado.
-Tus ojos…-dije débilmente-son rojos.
-Te doy miedo?-preguntó con ansiedad.
-Por que habrías de darme miedo Henry?, salvaste mi vida-contesté débilmente.
Rió irónicamente –un asesino acaba de salvar tu vida…
-A qué te refieres?, no entiendo.
-Soy un vampiro, Ania.-dijo muy serio-soy un asesino, me alimento de sangre humana, pero debo admitir que la primera vez que te vi, quedé hechizado, eres tan bella…debo decir que, estoy enamorado de ti, desde la primera vez que apareciste ante mi te amé, amé tu rostro, tu manera de caminar, tu sonrisa…te amo.
Las lágrimas aparecieron de nuevo en mi rostro.
-Duele demasiado verdad?-dijo ahora con angustia.
-Ya no solo es el dolor físico Henry, acabas de decirme algo hermoso y quiero que sepas que cuando te vi por primera vez, pensé que eras lo más hermoso que había visto en mi vida y la vida no es justa, me acabas de confesar tu amor y voy a morir…no quiero morir Henry, quiero hacer muchas cosas aún, soy muy joven.-lo miré fijamente.
-Si que es injusto…-dijo pensativo.
-Si eres un vampiro…vives eternamente?-pegunté curiosa.
-Así es, pero hay un precio…la sed-dijo seriamente.
-Henry, quiero estar a tu lado-dije débilmente.
-Ania, no te merezco, sería muy egoísta de mi parte…
-Claro que me mereces-lo interrumpí- y quiero estar contigo y no me importa lo demás, no quiero morir Henry!, quiero estar a tu lado para siempre, tu sabes que voy a morir, eso quieres realmente?
-Por su puesto que no Ania, pero no soportaría verte sufrir más de lo que estás sufriendo ahora, la transformación es un dolor agonizante de tres días!
-Pues estoy dispuesta a soportarlo, en verdad quiero compartir la eternidad contigo Henry.-dije en tono de súplica.
-Oh Ania! Te he esperado por muchos años…creo que eres perfecta para mi y espero que no te arrepientas…-dijo finalmente.
Se acercó a mi rostro y me besó con sus helados labios, luego se dirigió a mi cuello y sentí como sus dientes se clavaban en mi yugular.
Sentía que me estaba quemando, que ardía en llamas y Henry tenía razón era muy doloroso, pero estaba dispuesta a soportarlo, quería estar con el, no quería morir.
La sensación de estarme quemando, se iba desvaneciendo poco a poco, cuando desapareció, escuché el último latido de mi corazón, escuché las pisadas de los caballos, escuché a la gente hablando, podía escuchar muchas cosas, luego abrí lentamente los ojos, lo que vi primero fue la cara de angustia que tenía Henry, que no me quitaba los ojos de encima, levanté una mano y la contemplé, era igual de blanca que la piel de Henry, y en cuanto al dolor, ya no sentía ningún dolor, me sentía de maravilla. Miré a Henry fijamente y le sonreí.
-Henry, por favor quita esa cara estoy bien, me siento de maravilla, el dolor se ha ido-me sorprendió mi voz, había cambiado era una bonita voz, me agradaba, pasé la yema de mis dedos por su mejilla, ya no sentía que estuviera frío, lo sentía igual que cualquier otra persona, ahora yo tenía la piel igual de fría que el.
-Me alegro que el dolor se haya ido cariño-me dijo más tranquilo.
-Puedo escuchar y ver muchas cosas detalladamente Henry-le dije sonriendo.
-Así es, tus sentidos se agudizaron-me explicó.
-Me agrada esto y saber que vamos a estar juntos para siempre-le dije sin dejar de sonreír.
-Me agrada la idea de estar a tu lado para siempre hermosa-me respondió tiernamente.
Lo abracé delicadamente y nuestras miradas se entrelazaron, me sonrió y me dio un beso apasionado, cuando sus labios se despegaron de los míos, sonreímos.
-Te amo-susurró.
-Yo también te amo-le contesté.
-Lista para viajar y conocer el mundo conmigo?-me preguntó con una gran sonrisa.
-No hay nada que me complazca más, que estar contigo-le dije sonriente.
-Para siempre.
Bueno esa fue la historia de Ania, espero les haya gustado, me esforcé en escribirla!
Descripción: en una vampireza, mide 1.70, tiene el cabello negro, lacio a media espalda, es muy bella,tiene una voz muy sexy, tiene la mirada profunda sus ojos son rojos porque se alimenta de humanos..para no alargar esto porque no soy buena para describir...se parece a Megan Fox de hecho es ella practicamente haha es el fisico con el que me la imagino.
Personalidad: puede llegar a ser realmente buena, pero si se propone ser mala realmente es de dar miedo, es seria y muy propia al hablar, cuando se encariña con alguien lo protege a toda costa.
Físico: es de complexión delgada.
Edad:150 años y aparenta 20 años.
Habilidades: tiene el don de cegar a la gente por instantes y la ceguera se quita cuando la gente se relaja, es excelente rastreadora.
Historia de Ania Fitzroy
-Lo recuerdo como si fuera ayer…- Corría el año de 1878, tenía tres meses de haber cumplido veinte años, vivía en Irlanda, en un valle llamado Glendalough ubicado en el condado de Wicklow.
Soy huérfana…mis padres murieron cuando cumplí dieciséis años a causa de una extraña enfermedad que ningún doctor podía curar. Antes de morir mi madre me dijo que ahora era una mujer y no tenía familia alguna a la cual recurrir para pedir ayuda, así que debía hacerme cargo de mi misma, cuidarme sola. Mi padre me dijo que me amaba y que sabía que yo sola saldría adelante y me dejó una pequeña cantidad para subsistir en lo que buscaba un trabajo. Al darme cuenta de que se habían ido… y para siempre lloré unos meses…sin embargo necesitaba salir adelante por mis padres y por mí.
Encontré un trabajo, mis padres eran amigos de un buen hombre llamado Daniel Row, apreciaba mucho a mis padres y estuvo presente en sus funerales mostrando su respeto hacia ellos, el señor Row era un hombre rico y bondadoso y tenía una hija de 12 años llamada Elisa que desafortunadamente estaba delicada de salud, y me ofreció trabajar, cuidando de la pequeña Elisa, ser su enfermera las 24 horas del día, acepté y me daba buen dinero el cual ahorraba.
Dormía en la casa de los Row, en una habitación continua a la de Elisa por cualquier cosa que llegase a suceder. Un día estaba haciéndole compañía a Elisa y ella me dijo que tenía muchas hambre, así que baje deprisa para dar instrucciones a la cocinera de prepararle algo de comer, cuando bajé las escaleras, vi un hombre alto, de cabello rizado y castaño, facciones como de ángel, su piel era blanca como el mármol, sus labios eran delgados, tenía una nariz recta y ligeramente respingada se veía muy elegante con su traje gris, su capa de viaje negra y sombrero del mismo color,tenía puestos unos lentes obscuros, así que no pude ver el color de sus ojos, era hermoso…lo miré hipnotizada y el fijó su mirada en mi.
-Buenas tardes, señorita-dijo cortésmente quitándose el sombrero, su voz era grave y hermosa.
-B-buenas tardes-respondí tartamudeando.
-Permítame presentarme-dijo mientras se acercaba a mi-soy Henry Fitzroy.
-Es un placer Sr. Fitzroy- dije y le extendí la mano, la cual besó sus labios estaban fríos, pero no dije nada al respecto.
-Puedo saber su nombre señorita?-dijo persuasivamente y por algún motivo no dudé en decírselo.
-Soy Ania Connely- respondí con una sonrisa en el rostro.
-El placer de conocerla es mío-dijo con una sonrisa angelical-tiene un nombre precioso, como usted.
-Gracias Sr. Fitzroy, en verdad me halaga-dije ruborizándome.
El Sr. Row salió de su estudio y al verme se preocupó.
-Ania, Elisa se encuentra bien?-preguntó algo alarmado.
-Se encuentra bien señor, solo bajé para pedirle a la cocinera que le prepare algo de comer porque me dijo que tenía hambre, pero me topé con el Sr. Fitzroy-dije algo apenada.
-Oh! Lo siento ya se presentaron, verdad?-dijo más tranquilo.
-Así es Daniel-le dijo Henry.
-Henry está aquí por unos asuntos de negocios que tenemos, viene desde Inglaterra y se va a quedar el tiempo que necesite-me explicó el Sr. Row y luego se dirigió a Henry -Ania es la enfermera de mi hija Elisa, y vive aquí para cuidarla todos los días-le explicó a Henry.
-Será agradable convivir con usted Sr. Fitzroy, ahora si me disculpan tengo que ir a la cocina, con permiso-dije cortésmente y me dirigí hacia la cocina.
Me aseguré de que Elisa comiera todo y se le veía mejor semblante, le leí un poco y se quedó dormida, me dirigí de nuevo hacia la cocina para dejar la charola de la comida, al salir de ella y subir las escaleras, me topé de nuevo con el Sr. Fitzroy, que seguía con los lentes puestos aún de noche, pero no dije nada.
-Puedo ayudarle en algo?- le pregunté por cortesía.
-Creo que no puedo conciliar el sueño y eso es algo un lo que usted no podría ayudarme, verdad?-dijo con una gran sonrisa.
-Me temo que tiene razón, no puedo ayudarle.
-Puedo conversar con usted?
-Claro, después de todo, a esta hora todavía estoy despierta.
-Usted nació aquí?
-Si, que le parece el lugar?
-Es realmente hermoso, es como estar caminando dentro de una obra de arte.
-Dónde están sus padres?-preguntó lleno de curiosidad.
Desvié la mirada hacia el suelo y le respondí- mis padres fallecieron cuando tenía dieciséis años, no tenía familia con quien ir y el Sr. Row fue muy considerado conmigo ya que me permitió vivir aquí y me dio un trabajo.
-Discúlpeme si la incomode-dijo avergonzado-no era mi intención.
-No se preocupe, estoy bien-le aseguré con una sonrisa.-Si me disculpa, me retiro a mi habitación, creo que el sueño me vence, ojala que usted pueda dormir pronto-diciendo esto subí las escaleras y me encerré en mi habitación.
Vaya hombre! Por qué le importaría mi historia?… me quité el vestido rojo que tenía puesto y me puse la ropa de dormir, esa noche soñé con el hombre que acababa de conocer…Henry Fitzroy en verdad me agradaba y cuando lo vi sentí ganas de abrazarlo, debía estar perdiendo la razón.
Tenía sábados y domingos libres, el Sr. Row cuidaba de Elisa los fines de semana y me permitía salir, así que daba largos paseos por el campo o iba al centro del pueblo a comprar vestidos, o ver las novedades, me encantaba leer y conocer cosas nuevas, si ahorraba dinero suficiente, mi plan sería viajar por el mundo y conocer todo.
Era domingo, quería ir al centro del pueblo, así que me arreglé poniéndome un vestido azul rey que el Sr. Row me dio por mi cumpleaños número 20 tres meses atrás, no lo había usado y quería ponérmelo por primera vez, me encantaba ese vestido era muy apropiado para caminar y se veía elegante, me quedaba a la medida, era de cuello alto y mangas largas, la parte ajustada terminaba en mi cadera en punta y de ahí se ampliaba el vestido hasta el suelo, me hice un moño y para terminar el atuendo me coloqué un sombrero de media copa, del mismo tono del vestido, me contemplé en el espejo por última vez y bajé las escaleras, y me dirigí al estudio del Sr. Row.
-Puedo pasar?-pregunté antes de abrir la puerta.
-Adelante Ania-contestó el Sr. Row y cuando abrí la puerta ahí estaba el apuesto Henry Fitzroy, a quien tuve la satisfacción de ver abrir mucho los ojos al verme tan arreglada.
-Sr. Row, voy a ir al centro, regreso antes de que anochezca.
-Muy bien Ania, con cuidado y espero que te diviertas-dijo sonriéndome.
-Gracias y hasta luego.-después de decir esto cerré la puerta y después salí de la casa.
El trayecto de la casa de los Row hacia el centro era largo, pero me gustaba caminar y ver los paisajes, sentir el aire en mi cara era delicioso, después de media hora de caminata por fin llegué al centro, que como todos los domingos estaba lleno de gente, fui a la librería y no encontré nada nuevo, que decepción y luego vi un lugar nuevo, me acerqué a el y le pregunté a un joven que estaba en la entrada que era ese lugar.
-Es un cine madame, es un concepto nuevo traído de Inglaterra, si quiere conocerlo son 3 monedas de oro- explicó sonriendo.
Quedé maravillada ante la idea, algo nuevo!, quería conocerlo, así que le di las 3 monedas de oro y entré al lugar.
Había gente adentro sentada y al fondo de una enorme pared había una tela blanca en la cual estaban proyectándose imágenes en movimiento, era increíble, me senté en un lugar vació y vi la proyección, cuando terminó la gente se levantó y se fue, pero yo quería saber más, así que en una sala contigua había más explicaciones sobre “el cine”, las leí maravillada, supe como funcionaba, lo que era el proyector y que era una película, estaba totalmente concentrada en las explicaciones cuando se me acercó el joven de la entrada.
-Madame, lo lamento pero ya vamos a cerrar.
-Oh! Lo siento-dije avergonzada y salí del cine, ya estaba muy oscuro y no tenía idea de la hora, pero seguro que ya era muy tarde puesto que la plaza estaba desierta, solo estaban abiertas las tabernas, así que me dispuse a regresar a casa.
Caminaba tranquilamente, viendo los campos en la oscuridad y el brillo de la luna, cuando de pronto escuché pisadas detrás de mi, así que giré un poco y distinguí a dos hombres, a juzgar por su ropa, eran campesinos y por su manera de caminar estaban ebrios.
-Eh preciosa! Quieres tomar un trago?-gritó uno de ellos altaneramente, no respondí y seguí caminando.
-Creo que es sorda Ted- dijo el otro riéndose.
-Si tu muñeca, la que vas caminando, te hablo a ti!-insistió el tal Ted.
Los ignoré de nuevo y aceleré el paso, no tenía intención de hablar con ellos y comenzaba a asustarme, aquellos hombres también aceleraron el paso, así que comencé a correr, y paré cuando dejé de escuchar pisadas, recuperé el aliento, había corrido muy rápido y estaba cansada, de repente me tomaron con los brazos bruscamente, forcejeé un poco para zafarme, pero uno de los hombres me pegó un pañuelo a la nariz, olía muy fuerte era éter, comencé a sentirme débil, mareada y todo se volvió oscuridad, lo último que escuché fue la voz del tal Ted.
-Creo que ya no podrás negarte preciosa- y sus carcajadas se distorsionaron.
Abrí los ojos con mucho trabajo, moví la cabeza hacia la derecha, todo me daba vueltas…solo podía oler la hierba mojada, intenté enderezarme un poco pero todo mi cuerpo dolía, mi vestido estaba desgarrado, tenía un dolor punzante en la cabeza, alcé la mano lentamente para tocarme la cabeza…estaba sangrando, comencé a derramar silenciosas lágrimas, cuando escuché pisadas dirigiéndose hacia mi, era Henry Fitzroy.
-S-Señor Fitzroy-logré articular.
-Llámame Henry y ahora no te esfuerces en hablar querida, ahora mismo te saco de aquí.
Asentí ligeramente con la cabeza y me tomó en brazos con mucho cuidado, en unos segundos estuvimos en un lugar que reconocía a la perfección a pesar de estar abandonado, mi hogar de la infancia, me llevó a la que justamente era la habitación de mis padres y me recostó en la polvorienta cama, aún estaba oscuro el cielo y Henry busco velas y encendió unas cuantas para que se calentara la habitación, regresó a mi lado y por primera vez vi el color de sus ojos que en ese momento estaban angustiados…eran rojos como rubís, me quedé impactada.
-Ania, lamento decir esto pero, te encuentras muy mal, tienes una pierna y un brazo roto y tienes una contusión en la cabeza, al parecer los bastardos que hicieron esto te empujaron muy fuerte y caíste estrepitosamente…pero no te preocupes que ya me he encargado de ellos-agregó con voz dura, realmente estaba enojado.
-Tus ojos…-dije débilmente-son rojos.
-Te doy miedo?-preguntó con ansiedad.
-Por que habrías de darme miedo Henry?, salvaste mi vida-contesté débilmente.
Rió irónicamente –un asesino acaba de salvar tu vida…
-A qué te refieres?, no entiendo.
-Soy un vampiro, Ania.-dijo muy serio-soy un asesino, me alimento de sangre humana, pero debo admitir que la primera vez que te vi, quedé hechizado, eres tan bella…debo decir que, estoy enamorado de ti, desde la primera vez que apareciste ante mi te amé, amé tu rostro, tu manera de caminar, tu sonrisa…te amo.
Las lágrimas aparecieron de nuevo en mi rostro.
-Duele demasiado verdad?-dijo ahora con angustia.
-Ya no solo es el dolor físico Henry, acabas de decirme algo hermoso y quiero que sepas que cuando te vi por primera vez, pensé que eras lo más hermoso que había visto en mi vida y la vida no es justa, me acabas de confesar tu amor y voy a morir…no quiero morir Henry, quiero hacer muchas cosas aún, soy muy joven.-lo miré fijamente.
-Si que es injusto…-dijo pensativo.
-Si eres un vampiro…vives eternamente?-pegunté curiosa.
-Así es, pero hay un precio…la sed-dijo seriamente.
-Henry, quiero estar a tu lado-dije débilmente.
-Ania, no te merezco, sería muy egoísta de mi parte…
-Claro que me mereces-lo interrumpí- y quiero estar contigo y no me importa lo demás, no quiero morir Henry!, quiero estar a tu lado para siempre, tu sabes que voy a morir, eso quieres realmente?
-Por su puesto que no Ania, pero no soportaría verte sufrir más de lo que estás sufriendo ahora, la transformación es un dolor agonizante de tres días!
-Pues estoy dispuesta a soportarlo, en verdad quiero compartir la eternidad contigo Henry.-dije en tono de súplica.
-Oh Ania! Te he esperado por muchos años…creo que eres perfecta para mi y espero que no te arrepientas…-dijo finalmente.
Se acercó a mi rostro y me besó con sus helados labios, luego se dirigió a mi cuello y sentí como sus dientes se clavaban en mi yugular.
Sentía que me estaba quemando, que ardía en llamas y Henry tenía razón era muy doloroso, pero estaba dispuesta a soportarlo, quería estar con el, no quería morir.
La sensación de estarme quemando, se iba desvaneciendo poco a poco, cuando desapareció, escuché el último latido de mi corazón, escuché las pisadas de los caballos, escuché a la gente hablando, podía escuchar muchas cosas, luego abrí lentamente los ojos, lo que vi primero fue la cara de angustia que tenía Henry, que no me quitaba los ojos de encima, levanté una mano y la contemplé, era igual de blanca que la piel de Henry, y en cuanto al dolor, ya no sentía ningún dolor, me sentía de maravilla. Miré a Henry fijamente y le sonreí.
-Henry, por favor quita esa cara estoy bien, me siento de maravilla, el dolor se ha ido-me sorprendió mi voz, había cambiado era una bonita voz, me agradaba, pasé la yema de mis dedos por su mejilla, ya no sentía que estuviera frío, lo sentía igual que cualquier otra persona, ahora yo tenía la piel igual de fría que el.
-Me alegro que el dolor se haya ido cariño-me dijo más tranquilo.
-Puedo escuchar y ver muchas cosas detalladamente Henry-le dije sonriendo.
-Así es, tus sentidos se agudizaron-me explicó.
-Me agrada esto y saber que vamos a estar juntos para siempre-le dije sin dejar de sonreír.
-Me agrada la idea de estar a tu lado para siempre hermosa-me respondió tiernamente.
Lo abracé delicadamente y nuestras miradas se entrelazaron, me sonrió y me dio un beso apasionado, cuando sus labios se despegaron de los míos, sonreímos.
-Te amo-susurró.
-Yo también te amo-le contesté.
-Lista para viajar y conocer el mundo conmigo?-me preguntó con una gran sonrisa.
-No hay nada que me complazca más, que estar contigo-le dije sonriente.
-Para siempre.
Bueno esa fue la historia de Ania, espero les haya gustado, me esforcé en escribirla!
Ania Fitzroy- Cantidad de envíos : 1161
Edad : 32
Localización : Ahora...de regreso en Forks
Nickname : Dependiendo xD
Frase : Viajera
Reputación : 4
Puntos : 874898
Personaje
Raza: Vampiro
Don:
Re: Ania Fitzroy
Aceptada, estupenda historia!
Edward A. Cullen..- Cantidad de envíos : 510
Reputación : 1
Puntos : 866116
Re: Ania Fitzroy
Ahora te ponemos color ^^
Ashley McKenzie- Cantidad de envíos : 2651
Edad : 31
Localización : Forks
Estado Civil :- Solter@
Frase : I'm the middle of nowhere and it's exactly where I want to be.
Reputación : 8
Puntos : 868796
Personaje
Raza: Humano
Don:
Re: Ania Fitzroy
Porfavor dime si al final te alimentas de animales o humanos
Ashley McKenzie- Cantidad de envíos : 2651
Edad : 31
Localización : Forks
Estado Civil :- Solter@
Frase : I'm the middle of nowhere and it's exactly where I want to be.
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Don:
Re: Ania Fitzroy
Gracias! y Ania se alimenta de sangre humana!
Ania Fitzroy- Cantidad de envíos : 1161
Edad : 32
Localización : Ahora...de regreso en Forks
Nickname : Dependiendo xD
Frase : Viajera
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Raza: Vampiro
Don:
Re: Ania Fitzroy
De acuerdo, ya te agregue, suerte!!
Ash
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Ashley McKenzie- Cantidad de envíos : 2651
Edad : 31
Localización : Forks
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