por ahí ( lillith)

Recuerdo del primer mensaje :

Estabamos paseando por ahí con lillith, por el pueblo. El día estaba nublado así que nuestra piel no brillaba como diamantes incrustados, solo un leve destello.
Cada vez nos acercabamos más y más y el olor a sangre era descomunal, la garganta me ardía aunque no tenía hambre.

- Tu sonrisa, además cuando uno habla así, no sé, la pasión que transmites es la que sale de alguien que viene el asunto de familia- le dije mirando en sus ojos verdes, me sentí pequeña por unos segundos.- Que lindos ojos tienes- le dije sin pensarlo, fue un inpulso. Me arrepentí de haberlo dicho y mire al suelo.

Sonreí algo avergonzado.

Tú no te quedas atrás ¿sabés? Tus ojos son...extraños, nunca había visto unos así, simplemente me atrapan y siento que podría perderme en ellos por siempre respondí fascinado y busqué su mirada.

- No me importa si te pierdes- le dije mirandolo, me podía este chico, me podía.

La miré fijamente y perdí la noción del tiempo y del espacio, parecía que sus ojos me llamaran a gritos, me hacían desearla. Me perdí en ellos imaginándome millones de momentos y deseé no tener que salir jamás de allí.
Luego de unos minutos, me obligué a concentrarme, recordando que estaba con ella allí.

Lo... lo siento dije sacudiendo la cabeza intentando recuperarme.

Tendría otros momentos para volver a perderme en ese mundo de ilusiones que se habría paso a través de sus ojos. Sabía que habría otros momentos, y me sorprendía la seguridad con la que lo sabía.

Lo decía en serio, simplemente me atrapan, son como un arma mortal de seducción, o algo así dije en broma y sonreí.

Me miro profundamente, y se quedó ahí, en mis frios ojos, sus ojos verdes eran hermosos, tambien una puerta a sentimientos que jamás sentí por alguien. Cuando volvimos a la realidad, me reí suavemente.
- No creo que sean de seducción. No tienes por que disculparte, tienes ojos muy lindos, así que yo tambien me perdí un poco en ellos- le dije y le sonreí abiertamente. Me sentía muy segura a su lado.

Junté valor de algún lado y le ofrecí mi brazo para que lo tomara.

Vamos, ¿qué te parece ir a tomar algo? Yo invito ofrecí con una sonrisa.

Necesitaba cambiar de tema en ese mismo instante o me volvería loco allí mismo. Era demasiado perfecta y por más que la mirara una y otra vez no podía encontrarle ni un error. Tanta perfección me aterrorizó y un escalofrió recorrió mi cuerpo, pero fue tan leve que supuse que ella no lo había notado.

Me quedé esperando que aceptara mi proposición, ya que si se negaba moriría de verguenza, y además, anhelaba estar sentado charlando con ella.

Mire durante dos segundos su brazo,leí sus pensamientos y me avergonze.
Me estremesí con él, nada más que yo si lo note y él, no.
Tome su brazo y le sonreí tiernamente para darle animos, estaba tan nervioso y avergonzado como yo.
- Me encantaría- le dije.

Comencé a caminar de su brazo sin atreverme a levantar la vista. Sabía que debía ser más extrovertido y menos vergonzoso, pero no podía sin antes tener confianza. Levanté la vista y comencé a mirar el pueblo, recordaba una confitería por allí cerca.

¿Qué quieres? ¿Un café? ¿Chocolate? ofrecí reuniendo valor y mirándola con una sonrisa.

Un esfuerzo para tomar cafe no le haría mal a nadie, supongo.
- Lo que prefieras, cafe , chocolate es lo mismo.- me sentía entre la espada y la pared.

Sentí que realmente no tenía ganas de ir a tomar un café. Vi la plaza a lo lejos y se la señalé.

¿Y si mejor vamos a sentarnos a charlar? Podemos dejar el café para otro día dije con una sonrisa mientras miraba fijamente sus ojos.

Me quede mirando sus ojos y asentí, dijo otro día, significaba que quería volver a verme. Si lilith estuviese aquí, estaría saltando y cantando " te gusta, te gusta" o algo así.
En fin la situación era que estaba enganchada al brazo de un chico lindo, con el cual iba a ir a charlar a una plaza y quería verme de nuevo. Un leve escalofrio me recorrio la espalda, nunca había sentido esto.
Estabamos acercandonos a la plaza, el sol estaba llendose hacía el atardecer, debían de ser las cuatro. Cielos, paso muy rápido el tiempo.
Al llegar a la plaza, nos sentamos en el banquito más cercano de por ahí y lamentablemente tuve que separame de él, sorprendentemente, me estaba acostubrando a la sed.

Seguimos caminando en silencio hacia la plaza, no me molesté en pensar un tema para hablar porque parecía demasiado pensativa y temía interrumpirla.
Al llegar a la plaza nos sentamos en el banco más cercano, sin decir palabra, como si los dos hubiésemos pensado en sentarnos en el mismo lugar. Noté que se separaba un poco de mi y supuse que era porque recien nos conocíamos, entendía que todavía no había confianza entre nosotros.

No eres de aquí, y tu amiga tampoco dije más como una afirmación que como una pregunta mientras la observaba.

La piel pálida que tenía tanto ella como la otra muchacha iban perfectas para ese lugar tan poco soleado, pero aún había algo en ellas que no encajaba con el resto del contorno. Había tenido esa sensación desde que las vi y recien acababa de darme cuenta porque no encajaban, eran demasiado perfectas, literalmente perfectas por donde se las mirase. Su piel parecía suave y sin ninguna asperesa, su postura era perfecta, su altura también, su cabello negro caía brillante como cascada por su espalda. Ella y su amiga eran diferentes, pese a tener rasgos parecidos, pero al mismo tiempo eran perfectamente iguales.

Seguía observándola intentando encontrarle algún defecto y a medida que me convencía más que no había ninguno en ella aumentaba cada vez más mi curiosidad.

Lo mire, apenada, no podía decirle frente a quien estaba. Pero tampoco tenía pasado, así que bueno, la verdad.
- En realidad, yo siempre vivi aquí, pero.. yo no.. yo- suspire,y lo volví a mirar intensamente - yo no tengo un pasado, no se de donde vengo. Soy huerfana por así decirlo.- confesé.
Mire hacía el cielo, por suerte estaba nublado y oscureciendo, volví a suspirar.
No dejes que te pique el bichito del amor Anne, no dejes que eso pase, pensé.
Sus pensamientos me abrumaban, decía cosas lindas y en algún sentido, aterradoras. Para él , yo era perfecta, obviamente, pero no lo era realmente. Cuanto deseo poder ser humana en este momento, podría salir al sol sin tener que ocultarme, besar a chicos sin tener miedo de matarlos, establecer una relación, etc etc etc. Mire a Anthony, sus ojos verdes me parecían tan inancanzables. Tan lejanos... desee abrazarlo, pero era un lujo que no me podía permitir. Además había notado muchos detalles que no eran buenos.

La miré asombrado. En ese momento la notaba tan frágil, cuando dijo eso y dudó al decirlo parecía una niña pequeña perdida, como si no supiera qué debía hacer con su vida. Sentí la necesidad de abrazarla y protegerla pero sabía que no debía hacerlo.

Eres demasiado...irreal para ser de aquí confesé.

Al instante de decir eso quise poder volver el tiempo atrás, había sonado cursi y estúpido, seguro eran imaginaciones mías.

Me quede helada. ¿Cómo que irreal?
-¿Irreal?, ¿qué quieres decir?- pregunte. Irreal, sería en todos los lugares de este estúpido mundo, no solo aquí.

Idiota. Esa era la palabra perfecta para describirme en esos momentos, sabía que había cosas que nunca debían decirse y esa era una de ellas. No sabía cómo iba a hacer para salir de esa, por lo que recurrí ir a la excusa de mi ciudad.

Nada, son cosas mías, cada persona es diferente y en Los Ángeles no hay gente como tú o tu amiga, supongo que es algo de aquí solamente contesté con una sonrisa.

No era una persona egocéntrica, ni mucho menos, pero sabía que había dos rasgos en mi que podía usarlos para salir de varias situaciones. Mis ojos y mi sonrisa. Tenía 20 años y era una persona muy convincente, por eso había aprendido cómo mirar en cada situación y cuando utilizar mi sonrisa, claro que no siempre lo hacía, sólo muy pocas veces, sentía que estaba engañando al otro en cierta forma.

Lo único bueno de leer su mente, era saber sus trucos. Estaba dispuesta a hacerlo hablar.
Así que me acerqué a él, lo suficiente para intimidarlo, es decir, mi cara estaba a unos centrimetros de la suya, pero no me acerque más, la cosa era hacerlo hablar no matarlo de la verguenza o de susto.
Puse cara de mosquita muerta y dije:
- No quiero tus trucos, Anthony. Puede que tenga 20, pero no soy boba. Ahora... ¿qué querías decir con irreal?- le pregunte mirando a sus ojos intensamente. Y solo por un instante... mire sus labios.

Me sorprendió que se acercara de esa forma pero comprendí su intención al instante. Intimidar. No era tan fácil de intimidar como ella creía. Habló y sentí el olor de su aliento, era delicioso, sentía que me iba a enloquecer.
Sonreí de lado.

¿Segura? le pregunté y me acerqué un poco más a ella ¿Por qué no quieres mis trucos? seguí y pasé mi mano derecha por su espalda, deslicé la mano hasta la parte baja de su espalda y la atraje más contra mi. Apoyé mi frente en la suya y miré nuestros labios que ahora se encontraban muy juntos. Me acerqué suavemente a su oído dejando que mi mejilla se deslizara lentamente por la suya mientras lo hacía ¿Siguen sin gustarte? le susurré Irreal. Demasiado perfecta como para existir, como si fueses un ángel, como si fueses esa chica perfecta de las películas que uno cree que nunca podría tener seguí susurrándole y coloqué la otra mano en su espalda también.

Ok, ya era pasarse de la raya, pensé que era lista, pero él no se queda atrás. Se me mezclaba la sed y las ganas de abrazarlo.
- ¿No eras timido?- dije, tirando un poco la cabeza para atrás para verlo a los ojos y luego acercarme lentamente y besar la comisura de sus labios. Veamos como iba a seguir esto, quien "ganaba"; Volví a mirarlo a los ojos y apoye mi cabeza en su hombro. Podría quedarme así toda una vida.

Maldije en mi interior. Era una de esas personas que no iban a dejarse ganar fácilmente, y yo era demasiado orgulloso como para aceptar una derrota, pero no quería besarla en aquel momento todo por una estúpida cuestión de orgullo, en cierta forma no quería jugar con ella, sentía que simplemente no podía hacerlo.
Descubrí una opción cuando apoyó la cabeza en mi hombro.

¿Y tú que sabes si soy tímido? dije. Acaricié su pelo y giré levemente mi cabeza para susurrarle cerca de su oido que había quedado cubierto por todo su pelo.

Y al parecer tú eres una romántica sin sentido susurré No te preocupes, no eres la única, por eso no estoy besándote en este mismo momento para callarte la boca, no voy a jugar contigo dije aún más bajo.

Cerré los ojos, pero intentaba respirar muy poco, estaba a centimetros de su cuello y el olor era absorbente.
- Me descubriste. No se disimular.- le dije- Pareces timido, es decir, cuando caminabamos hasta aquí... ni una palabra, aunque veo que me equivoque, generalmente, se lo que piensa la gente- Le dije y me reí bajito, era verdad, generalente lo hacía, pero no entendía muy bien su forma de pensar.- Debes ser uno de los pocos chicos que no quiere jugar, con una chica. Felicitaciones- le dije y me separe suavemente de su hombro para sentarme no tan lejos de él... pero si lejos de su cuello, no quería que lo tomara como que lo rechazaba, pero no quería tentar al destino estando tan cerca de él, no me lo perdonaría... él no.
Para que piense que estaba todo bien y que no lo rechazaba, le sonreí abiertamente mirando a sus ojos verdes que, desde la primera vez que los vi... me hipnotizaron.

Miré fijamente sus ojos unos instantes. No era normal, sabía que no era normal.

Realmente tienes algo diferente Anne, y no me rindo fácil, descubriré que es dije mirando sus ojos negros como la noche. Eran los ojos más negros que había visto en mi vida, piel pálida y fría, pelo negro a juego con sus ojos y alrededor de sus ojos había como un tenue tono rojo o bordó, no podía distinguirlo bien. Además, tenía ojeras como si no durmiese en años.

Estás equivocada de nuevo, parece que hoy te cuesta saber lo que pienso. Habré tenido dos relaciones serias en mi vida, las demás solo fueron chicas, y jugué con varias. No es algo de lo que esté orgulloso, pero debo admitir que lo hice confesé y desvié la mirada.

Era un chico muy atento, no tendría que mirarlo más, o hacer algo... que no fuese separarme de él.
Mire mis manos mientras jugaba con ellas, mi pelo callo a los costados de mi cara.
- Desearía que no intentes descifrar lo que soy, sera mejor así... o esperar hasta que te lo diga- sabía que iba a seguir viendolo, algún día se lo tendría que decir, aunque ya sabía como resultaría eso:
él se asustaría, correría lejos de mi y obviamente, yo caería rota een pedazos.- Jugar con una chica es lo menós grave que se puede hacer, ¿sabes?, A veces las apariencias engañan y yo soy una de ellas, no soy mala, por que así lo quise, si no podría ser peor que una asesina; Eres libre para escapar de mi cuando quieras, no te detendre, es más te invito a que o hagas- le dije sería, pero sin mirarlo.
Me quede sentada, jugando con mi anillo del dedo anular, sacandomelo y poniendomelo... ¿Qué pasaría después de esto? Tendría que irme de nuevo con Lillith, pero ...¿donde estaría?; seguro con Tempo. No importa la buscaría pero yo no sería la primera en levantarme de ese banco.

La miré durante unos segundos jugueteando con su anillo. Lo que había dicho resultaba tan extraño pero al mismo tiempo me parecía tan real. ¿Peor que una asesina? La observé fijamente y vi como su pelo caía sobre su cara, más que una asesina parecía un ángel.

Rápidamente le saqué el anillo de sus manos y comencé a examinarlo.
Si eres peor que una asesina, entonces temo que tendré que rechazar tu invitación de retirarme, porque pienso quedarme aquí respondí mirando su anillo entre mis manos Quién sabe... quizás valga la pena quedarme contigo aunque seas una asesina agregué y la miré con una sonrisa.

Tomé su mano y volví a colocarle el anillo en el dedo anular.
Y Anne... no me gusta esperar demasiado dije mirándola fijamente. Con eso me refería a lo que había dicho de que tendría que esperar a que ella me lo cuente. Solté su mano y alejé mi cara de la suya.


(OFF: Anne n_n! como verás, ya terminé de estudiar, así que ahora podemos volver a rolear juntos, disculpa por tardar xD)

OFF: No importa ; tenes mi msn, cualquier cosa..

No me pude permitir no verlo a los ojos, el sabía , sentía que había un peligro, pero aún así no se iba a separar de mi, o eso pensaba.
Le sonreí con ternura, Gracias por pensar que soy un angel. pensé.
-Algún día- dije. - Permiso- Me acerque a él y lo abraze acomodando mi cabeza en su hombro.- Gracias... por.... por no tenerme miedo y quedarte junto a mi.- dije. Espero que reaccionara igual cuando le dijiese lo que realmente era.