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2009-2012 ----- ¡Estamos de vuelta! Así mismo, les recordamos que pronto habrá una limpieza de personajes inactivos, registros fantasma y fichas sin completar.




Jack LeBlanc~

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Mensaje por Jack LeBlanc Jue Nov 22, 2012 8:54 pm

Perfil General
Nombre completo: Jack LeBlanc
Edad: 177 años reales 24 aparentes
Raza: Vampiro
Dieta: Tradicional
Fecha de transformación: 4 de febrero de 1835
Don: Proyección del dibujo: Su habilidad consiste en hacer realidad lo que dibujó o está dibujando, basta con que desee que sea real con todas sus fuerzas para que se haga realidad, es obvio que su don tiene excepciones pues no tiene control sobre la vida y la muerte, es decir no puede revivir a los muertos, sólo producir una imagen de éstos que es intangible y tácita, o sea, no puede tocarse y tampoco ocupa un lugar en el espacio, no puede producir una imagen ni siquiera que plasme la personalidad pues ésta se ve distorsionada y son frías además no suelen hablar mucho. Tampoco puede controlar la muerte, puede controlar muchos aspectos del destino pero no la muerte, es decir, no puede dibujar directamente la muerte de alguien pero puede facilitar factores para que ésta se dé.

Debilidad: Cuando Jack con su don influye de una u otra manera en el futuro o presente de alguien, esa persona tiene una serie de visiones en su mente que le dan la ubicación de Jack, por esta razón debe ser cuidadoso con su don pues si desea usarlo para defenderse podía ser un arma de doble filo.


Perfil Personal
Apodo: Jack
Orientación sexual: Bisexual
Aspecto físico: La tez blanca y pálida característica de los vampiros, su cabello es lacio y de color negro, sus ojos varían según el estado alimenticio de su cuerpo como en cualquier vampiro, rojos cuando su sed es saciada y negros cuando ésta lo agobia. Sus facciones son perfectas, nariz intermedia y unos labios finos y deseables que podrían hechizar no sólo a cualquier mujer sino también a cualquier ser capaz de enamorarse.

Spoiler:

Rasgos psicológicos: Jack: abnegado, perfeccionista y analítico. Propenso a ser introvertido, sin embargo, puede actuar de forma extravertida. No se lanza a conocer gente, pues deja que la gente venga a él. Sus tendencias perfeccionistas y su conciencia hacen que sea muy fiable, pues no permite abandonar a alguien cuando está contando con él. Tiende a ser genio, filosofo y poeta. Es analítico, idealista, aprecia lo bello y se sacrifica. Es una persona honesta que odia las traiciones. Escoge a sus amigos cuidadosamente, es fiel leal y valiente. Soluciona los problemas ajenos con astucia y firmeza. Además de todo, posee un gran carácter que le ayuda a terminar lo que comienza. Pero es difícil convencerlo de iniciar algún proyecto, debido a que siempre está considerando todos los pros y contras en cualquier situación. Valiente y perspicaz, observador y fuerte, no se rinde con facilidad y hace lo que se propone sin importar quien trate de impedirlo, no es cruel, sin embargo esta característica puede salir a flote cuando tiene una misión que cumplir.
Tiende a ser frío, observador, de pocas palabras en un principio, pero de grandes discursos cuando ya ha analizado cada aspecto de la situación en la que se encuentra. Escritor empedernido desde su infancia, poético y romántico si se lo propone, un caballero sin igual en todos los aspectos de su personalidad, es gran defensor de la delicadeza femenina pero mantiene su concepto al no subestimar el poderío de estás. Admirador y precursor del arte y la cultura en todas sus manifestaciones. Defensor vehemente de sus principios y valiente caballero dispuesto a dar su vida por defender a quien se ha ganado su respeto, admiración o amor.


Perfil Biográfico
Familia: - Lady Madeleine: Madre, Fallecida. Tuvieron una bonita relación, fue su mayor tesoro antes de conocer a Phier
- Lord Baltazar: Padre, nunca se llevaron muy bien, ambos se querían sólo por conveniencia

Historia:

Febrero 4, 1811 - Francia
El incesante Tic-Tac del enorme reloj ubicado en la pared de la sala se confundía con los desesperados gritos de Lady Madeleine quien recostada en un hermoso sofá rojo cubierto con sabanas blancas era atendida por más de diez sirvientes mientras daba a luz a su primogénito. Su esposo, Lord Baltazar, se encontraba parado en el extremo de la sala, su boca expedía un extraño humo de tono azulado debido a la pipa de última generación que se bamboleaba en su mano, a su lado una sirvienta con mirada cansina sostenía una bandeja de plata con una taza de té intacta sobre ella.

Lord Baltazar observaba la escena con atención mientras fumaba su pipa y bebía un sorbo de té. Los sirvientes se movían de un lado a otro, el caos era total en aquella enorme mansión heredada por Lord Baltazar de su padre, un gran noble considerado como el más importante caballero de los últimos años.

Pasaron así los segundos que se convirtieron en minutos y a su vez, los minutos en horas hasta que luego de cuatro interminables ciclos del minutero hecho de oro blanco un chillido agudo diferente a los gritos de Lady Madeleine retumbó en la enorme estancia que se había mantenido por cuatro horas tal como cuando había comenzado el trabajo de parto.

El pequeño niño bañado en sangre fue envuelto por uno de los sirvientes en una sabana nueva con delicados bordados de oro, Lady Madeleine exhausta por el extenso trabajo que había realizado, cayó dormida de inmediato con su hijo en brazos, por su parte, Lord Baltazar se mantuvo en aquel rincón de la estancia hasta que los sirvientes hubieron terminado de vestir a su esposa cómodamente para un revitalizante sueño.

Luego de esto, Lord Baltazar se acercó lentamente hasta su esposa quien aún tenía a su hijo en brazos, los observó con una sonrisa de suficiencia y salió de la estancia sin mirar a nadie más. Caminó hasta la entrada de su casa, tomó su carrosa hecha de madera y oro y salió de inmediato hacia el palacio del monarca con una sola intención, anunciar el nacimiento de su primogénito, Jack.

Febrero 4, 1820 – Francia
La mansión LeBlanc, engalanada con los más novedosos y costosos adornos, esperaba recibir aquella tarde a los más importantes personajes no sólo de Francia, sino también de Europa entero, aquel día el primogénito de una de las familias más prestigiosas de Europa, la familia LeBlanc, celebraba sus nueve años, y con esto, el inicio de una vida que probablemente y según muchos lo llevaría a ser monarca de Francia.

La familia LeBlanc, encabezada por Lord Baltazar salió entonces a la estancia, los invitados recibieron su llegada con un eufórico aplauso que retumbó en cada rincón de la enorme mansión. Los sirvientes comenzaron entonces con su labor, cientos de copas de champagne y los mejores vinos de Europa puestos cuidadosamente en bandejas de plata fueron repartidos a cada uno de los invitados sin excepción y luego de un brindis la fiesta empezó.

Los LeBlanc recorrieron la estancia por más de una hora saludando a todos y cada uno de los invitados, ninguno de ellos se quedó sin hacer alguna observación sobre lo apuesto que era Jack o del futuro grandioso que le esperaba; a pesar de esto el niño se aburría tremendamente, en su cuarto lo esperaba una pequeña libreta acompañada de una pluma donde estaban consignadas las más fantásticas historias dibujadas por su prodigiosa mano.


La reunión social se torno más interesante para Jack sólo cuando su padre y madre decidieron engancharse en una discusión bastante polémica sobre las acciones del general napoleón con algunos de los nobles que acompañaban la fiesta, en aquel momento el escurridizo Jack se metió entre los invitados y desapareció con la firme convicción de correr a su cuarto.

Con una rapidez admirable Jack subió las escaleras sin ser determinado por ninguno de los invitados y al llegar a su habitación cerró las puertas con suavidad para luego dirigirse a una pequeña mesa ubicada al lado de la ventana de donde podía divisarse toda la ciudad. Tomó entonces asiento y suavemente deslizó su pluma por el pergamino y empezó a dibujar pequeños trazos incomprensibles con tal suerte que algunos minutos después ya no se encontraba en su habitación, si no encerrado en las fantásticas tierras que su imaginación plasmaba en el papel.

Pasaron así horas sin que nadie notara la ausencia de Jack, y éste, encerrado en su habitación disfrutaba de los placeres que suponía el arte para su inagotable imaginación. Sin embargo, y cuando al parecer su historia se encontraba en el cenit, algo lo interrumpió, algo lo alejó de aquel mundo y lo trajo al mundo real, un pequeño ruido, casi inaudible; pero él lo había escuchado, observó detenidamente las puertas y un segundo después éstas se abrieron súbitamente y un hombre alto y fornido entró con paso decidido por ellas.

Las perfectas facciones de aquel hombre superaban por mucho las de Jack que hasta ese momento habían sido catalogadas como las más bellas de toda Francia, aquel hombre de tez pálida y ojos increíblemente profundos de color rojo observaba fijamente los ojos de Jack sin decir palabra alguna. El niño por su parte hacía lo mismo, entre sorprendido y asustado observaba la perfecta figura del hombre que al parecer no tenía la más mínima intención de decir algo.

Así estuvieron algunos minutos, mirándose fijamente el uno al otro, hasta que algo en el rostro del desconocido alertó a Jack, un leve atisbo de desesperación y deseo, un rápido e imperceptible movimiento, y dos segundos después… el hombre había desaparecido.

La sorpresa de Jack no se alejó con el sueño, al contrarío, su curiosidad aumentó considerablemente cuando cayó en las manos de Morfeo, sus sueños mostraban la figura del hombre una y otra vez como si quisieran recordarle la perfección de éste y lo extraño de su desaparición.

Fragmento del diario de Jack – Febrero 05 1820

No puedo explicarlo, su belleza es incomparable, ni siquiera mis facciones o las de mi madre podrían compararse con la perfección de las suyas, sus ojos me recordaron la sangre, pero no podía evitar mirarlos, parecían tener un mundo dentro de ellos, parecían conocer tanto y a la vez tan poco.

Me observó por varios minutos, como si jamás hubiera visto un niño, como si algo en mi lo sorprendiera, pero luego en su cara apareció algo que puedo definir como deseo, o tal vez repugnancia y un segundo después ya no estaba, lo busqué por todas partes pero no pude encontrarlo, no estaba escondido, es obvio que no jugaba a las escondidas, pero sé muy bien que me encantaría verlo, me encantaría volver a verlo, para preguntarle quién es, y por qué ha venido.

Fragmento del diario de Jack – Febrero 05 1830

Ayer ha regresado, como todos los años, en mi cumpleaños desde la primera vez, en 1820, han pasado 10 años desde eso y no ha habido un segundo en el que no haya pensando en él, en su perfecta y pérfida mirada tan atrayente pero al mismo tiempo tan misteriosa y terrorífica.

Como cada año, logró que mi piel se erizara tan sólo con su acercamiento, pero esta vez me ha tocado, su piel es fría, tal como el mármol e igual de dura a éste, no ha sido un contacto demasiado largo pero me ha permitido sentir la perfección de su textura. Su aroma sigue siendo opio para mi olfato y su voz tan perfecta como siempre lo ha sido.

Pude notar que en los últimos 10 años no ha cambiado nada de su aspecto físico, es perfectamente como lo recuerdo la primera vez que lo vi, sin embargo hasta hoy aun se niega a decirme porque me visita cada cumpleaños, aunque no quiero que deje de hacerlo, pues su presencia me calma gradualmente.

Este año tampoco ha hablado demasiado, sólo un par de palabras, el saludo y le he pedido que me repita su nombre como cada año sólo para escuchar su perfecta pronunciación, Phiero Montenegro, ha dicho otra vez con su impasible voz.

He insistido como siempre en que me diga qué es lo que quiere de mi y como puede aparecer y desaparecer en mi habitación sin ser notado por nadie en la casa, lo he interrogado acerca de cómo ha subido por la ventana si ésta está ubicada a muchos metros del suelo, pero como siempre sólo me ha respondido con una sonrisa y un “Pronto lo sabrás”. Me ha asegurado que queda poco tiempo, que muy pronto sabré quién es y qué es lo que quiere de mi, pero que debo tener paciencia, pero pienso que ésta pronto se acabará.

En 1830 y con 19 años Jack había sido ya proclamado como noble y ostentaba su titulo con la clase que siempre había caracterizado a su familia, no había forma de evitar mirarlo al pasar por la calle, su hermosura no se había perdido en todos esos años y por esto cientos de mujeres lo deseaban como esposo, sin embargo, él no se decidía a casarse. Sus padres a menudo lo presionaban pero él estaba seguro de que esperaba algo mejor que la hija de un conde o un noble, él esperaba a alguien más, alguien que lo sorprendiera, alguien diferente, alguien que ya había encontrado, pero él no lo sabía.

Fragmento del diario de Jack – Febrero 04 1834

Ha regresado, como siempre, tan calmo y sorprendentemente tan joven y hermoso como siempre, han pasado ya catorce años desde la primera vez que vi a Phier y no ha cambiado ni siquiera un poco, sin embargo eso ya no me sorprende, siendo sincero, esperaba verlo igual que siempre, e igual que estos último años no ha dicho mucho más de lo que dice siempre, pero esta vez me ha asegurado que será el próximo año, y me ha prometido que toda la espera habrá valido la pena para cuando lo sepa.

Ha leído algunas de las cartas que le he enviado con mis dibujos y pinturas, dijo que pronto podré hacer realidad todas mis fantasías imposibles y que nada lo sería para mí, pero que este cambio de vida tendría algunos sacrificios, ha mencionado que tendré que dejar a mi familia, lo haré sin mucho dolor pues ya tenía planeado hacerlo a mediados de este año, pero me ha pedido que espere un año más, sólo uno más y he decido cumplir su deseo.

Pero aquel año no fue como Jack lo esperaba, Lord Baltazar, su padre, murió, en medio de sus andanzas nocturnas cuando solía visitar antros de prostitutas fue apuñalado por un vagabundo porque no quiso darle algunas monedas de su enorme riqueza, así la muerte del ambicioso Lord Baltazar llegó, sin embargo Jack no lo lamentó, la verdad nunca amó a su padre, nunca lo amó por lo que le hacía a su madre, golpes, engaños, no fue un buen esposo ni un buen padre, sólo esperaba riquezas de su hijo, y para suerte de Jack no las consiguió.

Lady Madeleine la pasó muy mal aquellos días, pero luego de unos meses logró recuperarse aunque no por completo, todas las riquezas de Lord Baltazar quedaron en posesión de su hijo, Jack, y Lady Madeleine obtuvo un plazo de seis meses para volver a desposarse.

Fragmento del diario de Jack – Febrero 03 1835

Es la noche antes de mi cumpleaños número 24, he soñado con este día desde que Phier me juró que cambiaría mi vida al cumplir los 24 años, pero también lo he temido, mañana me aventuraré en lo que Phier llama “Una vida nueva y mejor” Pero mi madre estaba sola, digo estaba porque hace unos días se ha desposado quitando una gran carga de mis hombros, ella ha decido hacer una fiesta para celebrar mi cumpleaños y su casamiento, luego de la fiesta le anunciaré mi partida y me iré con Phier, para siempre.

Y así fue, la fiesta transcurrió con normalidad, muchos lamentaron aún en aquel momento la muerte de Lord Baltazar cuando ya habían pasado siete meses desde su partida, la reunión social fue menos entretenida para Jack de lo que él esperaba, estaba desesperado por la llegada de Phier y su anuncio a Lady Madeleine, sin embargo pudo mantenerse concentrado para comentar con algunos nobles la suerte y el futuro del país luego de la muerte de Bonaparte.

La reunión mantenía entonces su curso hasta que por las enormes puertas de la estancia entró Phier, con su perfecto caminar atrajo la atención de todos los presentes quienes asombrados preguntaron de dónde provenía aquel hermoso ser y algunas mujeres preguntaban quién se jactaba de ser su esposa, pero él ignoró completamente los susurros de los presentes y se dirigió directamente hacia Jack, se acercó y susurró algo en su oído que nadie más, sólo Jack pudo escuchar “Ha llegado el momento, da por concluida la fiesta y te veré en tu habitación, recuerda notificarle a tu madre, no necesitamos la guardia del monarca buscándote por todo Francia, nos veremos”.

El aliento de Phier, como siempre embriago a Jack, pero la partida de éste lo devolvió a la realidad, todos los ojos siguieron a Phier hasta que desapareció y luego miraron todos a Jack que se encontraba solo en medio de la estancia, luego de unos minutos de silencio, el noble caballero LeBlanc carraspeo y anunció el fin de la fiesta, alegando que estaba cansado y deseaba hablar con su madre.

Los invitados partieron uno por uno en sus carruajes hacia sus mansiones no sin antes felicitar por última vez a quien algunos ya llamaban Lord Jack. Cuando la enorme mansión LeBlanc se hubo vaciado, Jack citó a su madre en la habitación que años antes habría servido como el estudio u oficina de su padre.

Cuando Lady Madeleine llegó, sus ojos estaban bañados en lágrimas y antes de que Jack pudiera dar aviso de su partida ella lo mencionó como si siempre lo hubiera sabido, como si hubiera estado espiando a su hijo; pero no era así, simplemente ella lo sabía, sólo por el hecho de ser su madre.

Fue así entonces como Jack abrazó con ímpetu a su madre antes de partir a su habitación donde encontró a Phier quien se había tomado ya la molestia de empacar todas sus posesiones, las más importantes y había llamado ya un carruaje para partir; “Irás en el carruaje hasta las afueras de la ciudad, allí bajarás y te encontrarás conmigo, viajaremos a lomo de caballo, así será más rápido, no temas, todo estará bien”.

Jack hizo caso a las indicaciones de su amigo y mentor, tomó sus cosas, despidió a su madre y subió en el carruaje que lo llevó hasta los campos que rodeaban la ciudad, allí bajó y esperó unos minutos hasta que el carruaje se hubo alejado, dos segundos después apareció Phier montando un hermoso caballo negro y llevando a su lado una yegua de color blanco para Jack.

Montaron casi hasta el amanecer antes de llegar a su destino, una alejada caverna ubicada en una escarpada montaña, Jack esperaba poder alojarse en una hermosa casa victoriana de alguna ciudad francesa o tal vez italiana, sin embargo, no dijo nada cuando su acompañante amarró los caballos fuera de aquella cueva.

Allí el fuego ya se encontraba encendido, y una sábana blanca se extendía sobre el rocoso suelo de la caverna. El silencio se hizo por algunos minutos hasta que la voz de Phier resonó en la caverna.

-Soy un vampiro- Dijo con voz calmada mirando directamente los ojos de Jack que abiertos como platos no dejaban de observar a Phier, quien de inmediato apareció detrás de su acompañante –Soy más veloz y fuerte que cualquier humano, no podría vencerme en batalla ni el mismísimo ejercito de Napoleón, soy el más peligroso de los depredadores del hombre, me alimento de sangre, de la sangre de los de tu especie- Jack no podía creerlo, se negaba a hacerlo.

-¿Es esta la vida que me has prometido? ¿Una farsa? ¿Una mentira?- La voz de Jack sonó más firme de lo que jamás lo había hecho en presencia de Phier –¿Debo suponer entonces que me has traído aquí para alimentarte de mi sangre? ¿Para que nadie escuche los gritos de dolor cuando me mates?

-No hay nada que deseara más mi querido Jack- Terminadas estas palabras besó la tersa mejilla de Jack y se movió rápidamente hasta estar en frente suyo –Pero no es eso por lo que te he traído aquí, estás aquí porque añoras una vida fantástica, estás aquí porque desde que te conocí cuando eras tan sólo un niño soñabas con ser invencible, y yo te lo daré, te daré la capacidad de serlo, de ser más fuerte que cualquier hombre-

-¿Por qué yo?- preguntó firmemente Jack, pero su respuesta fue completamente inesperada. Los labios de Phier se juntaron con los suyos y los besaron por más de unos cuantos minutos.

-Porque siempre había buscado un amor para pasar la eternidad- El fuego refulgió en los ojos del vampiro y en su rostro el deseo se vio plasmado de una forma tan terrorífica que Jack no pudo evitar alejarse de él –No te haré daño, te convertiré en alguien como yo, tan perfecto, tan invencible, sólo si tu aceptas..- Y el silencio se hizo.

-Acepto- Gritó Jack antes de dejar un beso en los labios de su amante, cerró los ojos con fuerza y dejo caer su cuerpo sobre la sábana previamente acomodada, luego el dolor lo invadió, y no supo nada más, sólo dolor, eso era todo.

Fragmento del diario de Jack – Febrero 07 1835

Acabo de despertar tan sólo hace unas horas, según Phier es la septima noche del mes segundo, por lo tanto he dormido tres días seguidos, no, no puedo decir que he dormido en realidad, sentí el dolor más grande que jamás había sentido, pero afortunadamente, ya pasó.

Phier ha estado explicándome un poco del mundo de los vampiros, es extraño pues ni siquiera éstos, o más bien nosotros los seres más poderosos de la tierra escapamos de la monarquía, los Vulturi’s son al parecer nuestros reyes, grandes vampiros con un ejército capaz de asesinar a todos y cada uno de los vampiros existentes.

Todo pareciera ser diferente, puedo moverme más rápido que cualquiera, aún más rápido que Phier, mi fuerza es inigualable y mis sentidos más que perfectos, puedo ver cosas que jamás pensé ver y sentir cosas inimaginables, pero mi garganta es el problema, he bebido ya sangre suficiente según Phier, pero aún siento que me quema.

Phier dice que será así por algunos años, hasta que me acostumbre a beber cierta cantidad específica, él tiene aproximadamente unos 200 años y aún se le dificulta estar calmado mientras yo me alimento, así que supongo que no será nada fácil, sin embargo, lo intentaré.

Jack notó que sus bocetos poco a poco se hacían realidad, o por lo menos eso parecía, pudo ver como si estuviera pasando en aquel momento, la historia de los reyes vampiricos, los Vulturi y pudo controlar su sed con bastante más éxito que los vampiros neófitos y así descubrieron, ambos, que no sólo era un vampiro, sino que también poseía una habilidad, que según Phier era una característica extraña en los vampiros. La capacidad de hacer sus dibujos realidad lo animó a ser aún mejor cada día y a Phier a amarlo más no sólo por su belleza o personalidad si no por lo valioso de su don.

Pasaron así los años, ambos amantes vivieron su inmortal vida como lo merecían, juntos y disfrutando de los placeres más grandes de la vida, vampirica y humana, la sangre, las sensaciones irremplazables de sus sentidos y el arte y la cultura humana que poco a poco crecía, pero no todo en la vida es perfecto y fue en 1902 cuando ellos o más bien Jack, lo descubrió.

Era una noche lluviosa, Phier cazaba a las afueras de Roma, su sed había aumentado considerablemente después de visitar el coliseo y estar rodeado de tantos turistas, por su parte Jack no lo había soportado y antes de llegar a su guarida se había alimentado de una pareja que caminaba por un callejón, poco era lo que tardaba Phier cazando normalmente pues le dolía bastante estar lejos de Jack, sin embargo aquella noche no volvió.

Jack lo buscó por semanas enteras, pero jamás encontró rastro de él, sólo hasta 1915 cuando un vampiro nómada que encontró en Grecia le aseguro que los Vulturi lo habían asesinado por matar un humano en presencia de decenas de ellos, Jack no tuvo más remedio que creerle pues el vampiro había engrosado por varias décadas las filas de la familia real.

Desde aquel momento Jack odió con todas sus fuerzas a aquella familia, pero sabiendo de su poderío decidido no intervenir, y se convirtió en un nómada más, con un único consuelo, ver una imagen tácita e intangible de su amor, Phier Montenegro.

Fecha de nacimiento: 4 de febrero de 1811

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Otros: -Odia a los Vulturi de la misma forma que los odia.
-Busca encontrar a alguien que al menos le saqué a Phier de la cabeza.
-Desde que su pareja murió está entregado al nomadismo pero desea encontrar un lugar donde quedarse.
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Mensaje por Jane Vulturi Jue Nov 22, 2012 11:52 pm

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